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Tras semanas después de María, los dolores de Puerto Rico son interminables

16 oct. 2017
Ray Sanchez y AJ Willingham
La nota de suicidio de la mujer de 80 años estaba lista cuando las enfermeras voluntarias tocaron a su puerta en la ciudad costera norteña de Rio Grande. Ella había tenido suficiente.

“Su conserje estaba abusando de ella”, dijo el jueves Bita Mehrjou, una enfermera de Nueva York que apoya los esfuerzos de recuperación en Puerto Rico. “Ella estaba sola. Había muy poca comida y agua. La situación no mejoraba. Ella quería suicidarse. Trató tomándose todas sus pastillas”.

Han pasado tres semanas desde que el Huracán María arrasó la isla.

Desde entonces, los 3.4 millones de ciudadanos estadounidense de Puerto Rico (NR: eufemismo colonial) han vivido con falta de electricidad y una peligrosa carencia de agua potable. Mas de cien personas permanecen desaparecidas. Cuerpos de animales putrefactos flotan en las aguas estancadas, propiciando un caldo de cultivo para infecciones y enfermedades.

Sobre todo ello, emerge la sombra de la deuda. El costo estimado de los daños ocasionados por María es de 95 mil millones de dólares -prácticamente un año completo de producción de la economía de la isla.

A muchos la desesperación los ha atrapado. Mehrjou, que ha viajado a través de la isla desde la pasada semana con más de 20 enfermeras y profesionales de la salud de la Federación Americana de Profesores, dijo que la anciana que pensaba suicidarse fue llevada a un hospital después que las enfermeras alertaron a la oficina del alcalde de la ciudad.

En una entrevista telefónica, Mehrjou dijo que su equipo también se encontró con una mujer atrapada en el sexto piso de una facilidad para personas asistidas. Ella no había comido en tres días. Se encontaron una anciana con el pie con gangrena. Estaba postrada en la cama y deshidratada. Su ritmo cardiaco estaba en 180. Su familia no había podido obtener una ambulancia para ella.

Las enfermeras se encontraton un paciente de cáncer de colon que no había podido recibir la quimioterapia por tres semanas, contó Mehrjou. Una familia carecía de las drogas siquiátricas necesarias para controlar el carácter violento de su familiar de 30 años. Lo mantenían por tanto encerrado en un calurosa habitación.

“Las personas están atemorizadas”, dice. “No están seguras de qué hacer”

Trump: Enviar ayuda es muy costoso

Mientras los puertorriqueños continúan batallando para resolver sus necesidades básicas, el Presidente Donald Trump criticó la anticuada infraestructura de la isla y dijo que enviarle ayuda se está volviendo una carga.

“íNo podemos tener a FEMA, los Militares y los Socorristas, que han sido asombrosos (bajo las circunstancias más difíciles) en P.R. para siempre!”, tuiteó Trump.

La Alcaldesa de San Juan Carmen Yulin Cruz, quien se ha enfrentado públicamente con el Presidente por la respuesta federal a María, dijo que sus “accciones son inapropiadas para un líder del mundo libre”.

“Sus tuits y comentarios muestran desesperación y resaltan lo inadecuado de su respuesta gubernamental a esta crisis humanitaria”, dijo en un comunicado. “Esto no es que usted no lo logre. Es que usted es incapaz de hacer empatía y francamente, usted no sabe hacer el trabajo”

¿Y cómo Puerto Rico enfrentará la factura? ¿Si el gobierno federal retira los recursos desde el territorio de los Estados Unidos, está la isla lista para salir de la situación sin ayuda?

La respuesta corta es, absolutamente no.

“Todo el mundo que estamos viendo esta bien desespeerado y desesperado de diferentes maneras”, dice Andrea Gentile, una enfermera de Oregon que viaja con el grupo de la AFT.

“Vimos una anciana que estaba siendo cuidada por su también anciana hermana. La mujer estaba en sus 90, su hermana en sus 70. Y esta pequeña mujer toma mis manos, mira a mis ojos y me dice, ´Yo estoy aterrorizada y todo lo que puedo hacer es llorar”. Adondequiera que vamos encontramos una historia igualmente desesperante.”

Cuán mal está?

  • María ha dejado 45 muertos en Puerto Rico, y el número puede crecer, pues otras 117 personas están desaparecidas. “Tú puedes esperar que la mayoría de esas personas desaperecidas está muerta”, dice John Mutter, especialista de desastres en la Columbia University, quien estudió el resultado mortal que dejó el Huracán Katrina.
  • Mutter cree que el número de muertes en Puerto Rico es considerablemente mayor. “Parece imposible que sea tan poco”, dice.
  • El 83% de los puertorriqueños no tiene electricidad. Eso implica no conexión a internet, no forma de utilizar los celulares, y limitados medios para comunicarse u obtener información.
  • La situación con el agua para beber es particularmente terrible. Treinta y seis por ciento de los puertorriqueños están sin agua potable. Eso es más de 1.2 millones de personas que están lidiando para encontrar su recurso más crítico. La situación es tan mala que la Agencia de Portección Medioambiental de EE.UU reveló recientemente que algunos ciudadanos desesperados están tratando de abrir pozos en lugares de desechos peligrosos para tratar de obtener agua, aun cuando el agua allí no es apta para beber.
  • Las vias navegables en la isla no son alivio seguro. Las aguas residuales sin tratamiento continúan derramándose en los rios y riachuelos. La orina y el fluido de los animales, muertos o vivos, se mezcla con químicos y desechos humanos, convirtiendo al agua no sólo en peligrosa para tomar. Es peligroso del todo estar en ellas.
¿Cuánto más malo se puede tornar?

La escasez de agua y la falta de electricidad no son problemas independientes. Hasta que ambos no se resuelvan, los residentes de la isla estarán en un peligro muy real.

Dos personas han muerto por letospirosis, la cual se transmite cuando la orina de los animales infectados llega al agua de beber. Esta amenaza a la salud pública no puede ser totalmente mitigada, dice la EPA, hasta que las vias fluviales y la infraestructura sea reparada y la energía restablecida.

Si no es posible hervir el agua, la EPA recomienda desinfectar esta con cloro.

Tomado de Cubadebate

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