Cultura

Raúl: incansable impulsor de los procesos integracionistas y antimperialista por antonomasia

6 feb. 2018
Sergio Alejandro Gómez
A diferencia de los académicos e intelectuales que suelen dedicar tiempo a la organización de su obra, el pensamiento de los revolucionarios con responsabilidades de Estado suele estar disperso en el tiempo y entre miles de discursos, entrevistas y declaraciones.

La labor del investigador es entonces rescatar ese legado y organizarlo de tal manera que sirva para comprender el alcance de una personalidad y el momento histórico que le tocó vivir.

Eso es precisamente lo que logra el investigador y ensayista Abel González Santamaría con Raúl Castro y Nuestra América. 86 discursos, intervenciones y declaraciones, que será presentado este miércoles a las 11:00 a.m. en la sala Nicolás Guillén de La Cabaña, como parte de las actividades de la más reciente edición de la Feria del Libro.

El trabajo de González Santamaría trasciende la mera historiografía para ofrecernos al Raúl estadista, cuya obra se levanta en firme con la práctica revolucionaria a lo largo de más de medio siglo. Deja también una herramienta para que las actuales y futuras generaciones puedan continuar el camino abierto hace más de 200 años a favor de la unidad y la integración de Nuestra América.

–En la pasada Feria Internacional del Libro de La Habana se presentó el libro Fidel Castro y los Estados Unidos: 90 discursos, intervenciones y reflexiones, y en esta ocasión llega también con la Editorial Capitán San Luis una compilación similar del General de Ejército. ¿Cuál es la relación entre los dos textos?

–Ambos libros tienen una relación dialéctica, porque sus autores, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y el General de Ejército Raúl Castro Ruz, son dos hombres con un mismo pensamiento, que se complementan en la teoría y la práctica revolucionaria. El libro Raúl Castro y Nuestra América: 86 discursos, intervenciones y declaraciones es como si fuera el segundo tomo de Fidel Castro y los Estados Unidos: 90 discursos, intervenciones y reflexiones.

–¿Cuál es el legado de ambos líderes para la integración de América Latina?

–Demostraron durante más medio siglo de intenso batallar que era posible integrar a todos los países de la Patria Grande en una organización puramente «nuestramericana» y sin presencia extrarregional. Fidel y Raúl, junto a otros líderes revolucionarios y progresistas del continente, contribuyeron decisivamente a la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

«Recordar que para lograrlo tuvieron antes que unirse para derrotar el proyecto de dominación que Estados Unidos pretendía implantar en la región a inicios del siglo XXI, a través del «Área de Libre Comercio de las Américas» (ALCA). Esa victoria fue decisiva para poder avanzar en la integración».

–¿Se podría pensar en los avances registrados en la región sin tener en cuenta el papel de Cuba como impulsora de «la unidad en la diversidad»?

–Existe reconocimiento en la región de los esfuerzos que Cuba ha realizado durante 60 años de forma ininterrumpida a favor de la unidad de sus naciones y respetando el sistema político, económico, social y cultural de cada país. Gracias a que ha sido consecuente con sus principios, fue la sede de la II Cumbre de la Celac en el 2014, en la cual los 33 países miembros declararon a «América Latina y el Caribe como Zona de Paz». Ese acontecimiento tiene una trascendencia histórica sin precedentes y constituye el principal instrumento que tienen sus naciones para enfrentar las constantes agresiones y amenazas a la paz, en un mundo en que suenan los tambores de la guerra.

–¿Cuál ha sido el papel en esos procesos del pensamiento de Raúl que recoge el libro?

–El texto selecciona fragmentos de su obra revolucionaria, desde la entrevista de prensa que ofreció en 1959 en el contexto de la Reunión de Cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Santiago de Chile, hasta el discurso pronunciado en el 2017, en la V Cumbre de la Celac en República Dominicana. El General de Ejército se destaca como un estadista muy sensible ante los problemas sociales de nuestros pueblos, es un incansable impulsor de los procesos integracionistas y un antimperialista por antonomasia. Su pensamiento revolucionario trascenderá esta época y constituye una guía necesaria en estos tiempos para los jóvenes.

–La Revolución Cubana ha sido un faro para los movimientos de izquierda no solo en la región, sino en el mundo entero. ¿Cómo pueden las nuevas generaciones de cubanos no dejar caer ese batón de las causas justas a nivel internacional?
–La mejor manera es cumplir conscientemente todos los días con el concepto de Revolución. Esa es una tarea que nos dejó el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana. Preservar la unidad y dejar a un lado todo lo que nos pueda dividir.

Se debe aprender de los errores y de los fracasos, para no dejarse confundir y fraccionar por las oligarquías. Hay que ser optimistas y creer en el mejoramiento humano.

«En mi opinión, debemos continuar ayudando solidariamente a los países del Tercer Mundo y cumplir con los compromisos de cooperación, sobre la base de compartir los modestos recursos que se tienen, no los que sobren. También se deben preservar las conquistas alcanzadas y darle continuidad a las políticas de desarrollo e inclusión social, para que exista una distribución más equitativa de la riqueza y reducir las desigualdades».

–¿Los avances de la derecha en los últimos años son coyunturales o forman parte de un cambio de ciclo?

–Existe un debate sobre si estamos en presencia o no del «fin de ciclo» progresista en América Latina y el Caribe, que recuerda la tesis neoliberal proclamada por la derecha a inicios de los años 90 del «fin de la historia». Soy de los que pienso que aún no ha concluido, aunque son evidentes los avances de la derecha en la región, que considero son coyunturales. Lo que intentan es retornar al neoliberalismo y desmoralizar a las fuerzas y partidos políticos, movimientos sociales y clases trabajadoras.

«Los procesos políticos no son lineales, están en constante dinámica y experimentan avances, estancamientos y retrocesos. Lo que sí ha cambiado en los últimos años es el despertar de Nuestra América».

–¿Cómo ve la política de la nueva administración estadounidense hacia la región?

–Existe una intención marcada de regresar a las políticas fallidas del pasado. El nuevo Gobierno estadounidense se proyecta con desprecio y subestimación hacia la región más cercana geográficamente de su territorio. Vuelven a tratarnos como su «patio trasero» y como vulgares delincuentes. Esa es la realidad, aunque intenten hacer control de daño en sus visitas por Latinoamérica y el Caribe. Es obvio, se acerca la VIII Cumbre de las Américas en Lima, Perú, y tienen que preparar el terreno a fin de lograr sus intereses geopolíticos.

«Están obsesionados con Cuba y Venezuela. No hay un documento o discurso en que al referirse a la región no ataquen despiadadamente a ambas naciones. Además, continúan incrementado las medidas de bloqueo económico, comercial y financiero para intentar un “cambio de régimen”».

–¿Considera que la figura de Donald Trump, con su odio hacia los migrantes y ofensas hacia los países de América Latina, pueda ser un factor de cohesión para los países del área?

–Sin lugar a dudas está contribuyendo a la cohesión de la región. Esas posturas han provocado un rechazo generalizado, que automáticamente se convierten en un factor esencial de denuncia y unidad. Trump insiste en aplicar una política antinmigrante y en continuar construyendo el muro en su frontera con México, responsabilizándolos con parte de los graves problemas sociales que enfrentan internamente. La realidad es que el muro es la expresión simbólica de una ideología xenófoba y ultranacionalista hacia los países al Sur del Río Bravo.

–La historia de América Latina tiene muchas preguntas abiertas y vivimos una época necesitada de soluciones. ¿Qué respuestas puede encontrar el lector en sus dos últimos libros?

–Precisamente ese fue uno de los principales objetivos que me propuse en ambos libros, por la vigencia de sus palabras. Confieso que durante los años que pasé revisando y analizando cada texto para su selección (1 546 de Fidel y 1 468 de Raúl), ha sido el mejor curso de estudio que he recibido. Es una fuente inagotable de conocimientos de variados temas políticos, económicos, sociales, culturales, científicos, que te estimulan constantemente a la reflexión, a entender mejor nuestra historia y a conocer la profundidad del pensamiento revolucionario.

«Recomiendo la lectura del prólogo del libro, que con mucho cariño realizó el Maestro y amigo Eusebio Leal Spengler, una verdadera joya de la historiografía latinoamericana y caribeña. Además, a él está dedicada la 27 Feria Internacional del Libro de La Habana, quien se ha ganado el cariño y admiración de nuestro pueblo por su fidelidad y aportes a la cultura de la nación cubana.

«Invito a los lectores a que sigan investigando y debatiendo sobre la prolífera obra de Fidel y Raúl, dos grandes hombres de talla universal, quienes han elevado a lo más alto de la Patria el ideario martiano, con la convicción de que “un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército”».

Tomado de Granma
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