Las criptomonedas han encontrado tierra fértil en América Latina y según datos de algunas firmas internacionales, la participación de la región viene en aumento.

Según la agencia Digital Finance,  en los últimos meses cerca de 30% de las transacciones relacionadas con la inversión en criptodivisas se han hecho desde esta zona del planeta, lo que revela el peso de la región en el tema.

Colombia, Venezuela, Brasil y Argentina se encuentran entre los países que lideran las transacciones y las negociaciones son más comunes de lo que muchos pueden pensar.

El auge es tal, que existen iniciativas locales que apuntan hacia la creación de este tipo de herramientas de intercambio comercial, como una apuesta de avanzar hacia estadios más sofisticados del comercio.

Los analistas de Arca Análisis Económico indican que esta actividad despierta muchísimo interés entre los emprendedores menores de 35 años debido a que las barreras de entrada son bajas y no se requiere de un capital demasiado alto para entrar y explorar las ventajas de este mercado.

La debilidad de las monedas latinoamericanas hace que los inversionistas asentados en la región volteen a buscar opciones, que también lo protejan de la inflación y las restricciones legales.

Las más grandes

Para hablar de las opciones se puede enumerar las tres más grandes en donde destaca Bitcoin, Ethereum y Bitcoin Cash.

Estas criptomonedas son consideradas las más grandes por su capitalización bursátil y por el volumen de transacciones que realizan a nivel global.

Bitcoin es considerada actualmente la más grande, con una rentabilidad del orden de 165% en el 2017 que le ha “dado gasolina” a la denominada fiebre de las criptomonedas.

Fue la primera en ser lanzada en 2009 y su capitalización bursátil al 1 de septiembre pasado se ubicaba en 77.000 millones de dólares y unos tres millones de titulares individuales de bitcoins.

Son producidas en unidades tecnológicas llamadas “granjas”, que requieren poco mantenimiento operativo. Sin embargo, uno de los puntos medulares son las bajas temperaturas para el funcionamiento de las máquinas y en ello incide el precio de la electricidad como un elemento dentro del modelo de negocio. Por eso Venezuela es un espacio atractivo para invertir en ella.

Ethereum es la segunda en tamaño y fue lanzada en 2015. Ha sido desarrollada por un programador de Bitcoin que, un tanto “despechado” con la moneda pionera, decidió crear esta nueva criptomoneda.

Al 1 de septiembre de este año su capitalización bursátil era de más de 36.000 millones de dólares, lo que la ubica debajo de la mitad de lo que tiene Bitcoin.

Los propietarios individuales de Ethereum son aproximadamente 750.000 propietarios individuales según los datos que maneja es.dailyforex.com.

Esta criptomoneda se apalanca en una tecnología de cadenas de bloques que ha sido creada para generar “contratos inteligentes”, es decir, protocolos informáticos destinados a facilitar, verificar o hacer cumplir la negociación o el cumplimiento de un contrato.

Ethereum es una herramienta para acordar contratos y transacciones comerciales en la red, esto la diferencia de Bitcoin que está pensada como un instrumento de reserva de valor.

¿La tercera?

Existe una tercera criptomoneda surgida de las limitaciones del Bitcoin y que mira hacia las bondades del Ethereum y es la denominada Bitcoin Cash.

Esta fue creada en agosto de este año debido a diferencias entre quienes priorizaban a Bitcoin como una inversión sobre una herramienta transaccional.

Algunos “granjeros” proponían eliminar los límites y así aumentar la velocidad en las transacciones y esto generó una división del Bitcoin en una nueva criptomoneda de mayor velocidad de transacción.

Al 1 de septiembre de 2017 su capitalización bursátil era de más de 9.800 millones de dólares, aproximadamente, sin embargo algunos recientes movimientos del mercado dispararon la cotización del Bitcoin Cash.

Cuidado

Es importante revisar lo que dicen los expertos del Grupo Arca Análisis Económico cuando señalan que la independencia de las criptomonedas es su fortaleza y la vez su debilidad.

“Al no estar conectados a los sistemas transaccionales convencionales, los criptovalores no pueden ser devaluados, ni sujetos a impuestos y retenciones, pero este mundo anónimo transaccional también es campo abierto para diversas operaciones ilegales”, advierten.

Finalmente el mercado tendrá que convivir con esta nueva e innovadora herramienta de la economía y los agentes económicos deberán prepararse para ello.

Tomado de Últimasnoticias