Cultura

Anisley y su primer libro

14 ene. 2021
Irma Cáceres Pérez
Hacer una entrevista a un/una  colega podría resultar lo más fácil para un profesional de la prensa, pero al menos en mi caso no resulta así, y podría añadir más de una razón. Mejor comienzo y usted ponga en acción su pensamiento.

La presentación a fines del año 2020 del primer libro de la periodista Anisley Torres Santesteban, titulado de Bogotá a La Habana, bien merece una entrevista con su autora, quien dio cobertura durante cuatro años junto a las partes colombianas, reunidas en la capital cubana en busca de la paz.

Este ejercicio le permitió aprender hechos y situaciones únicas en la negociación, entre representantes del gobierno y de una experimentada guerrilla, prolongada en el tiempo hasta esta época. Una difícil, compleja y atractiva misión.

Quizás no todos pero sí muchos colegas reconocen con la prolongación de la vida y la profesión que debieron haber recogido esta o aquella situación, acontecimiento o experiencia.

Nuestra joven periodista del Sistema Informativo de la TVC y el Canal Caribe ha demostrado ser muy perspicaz. No perdió tiempo, oyó consejos y ahora nos encontramos ante su obra, en una época compleja de la Covid-19, aderezada con las complejidades propias de una joven familia, y por el uso de  las nuevas tecnologías, que nos ayudaron también a la realización  de la entrevista.

Como un libro no revela todas las características del escritor –aunque si algunas- me parece oportuno este tipo de diálogo. Desenfadada y profunda a la vez podrán ahora conocerla un poco mejor.

CUESTIONARIO IMPRESCINDIBLE

    ¿Quién es Anisley Torres Santesteban?

Antes era una joven aprendiz de periodista, que por la fuerza poderosa de los medios era cuestión de decir «Anisley Torres» a modo de crédito que se reconoce con facilidad y bastaba para identificarme, lo cual me provocó un problemón familiar por obviar el Santesteban. Para no pocos, era «la periodista de la televisión que habla mucho de Colombia». Ahora se invirtieron los papeles, perdí mi nombre para pasar a ser, simple y muy orgullosamente, la mamá de Ana Lucía. Esta última es la fama que de verdad me enamora.

    ¿Cuáles son los libros de su preferencia?

Prefiero las novelas, me gustan aquellas que mezclen ficción con realidad, por ejemplo, como lo hace magistralmente Leonardo Padura. Aunque la vorágine actual, las nuevas tecnologías y Ana Lucía me han hecho una devoradora de artículos y relatos cortos.

    ¿Cuál es su color preferido?

Sólo sé que no me gusta el amarillo

    ¿De todas las artes cuál disfruta más y por qué?

Disfruto muchísimo las artes escénicas en general y el teatro en particular, por culpa de amores primerizos.

    ¿Cuáles son sus gustos culinarios?

Cocinar de ninguna manera. Comer sí, adoro las recetas creativas con mucho condimento y colorido; si parten de carne de res y mariscos, me mata la gula.

    ¿Qué lugares le gustan más de Cuba?

Siempre que el mar esté cerca, todo está bien. Los ríos también cuentan. Y si la compañía es buena, el lugar es lo de menos.

    ¿Qué piensa de la amistad?

La amistad es lo más auténtico y perdurable; supera distancias, desacuerdos y es más que necesaria para levantarse tras las caídas. Cura el dolor y sana el alma. Es fuente de alegrías y complicidades. Y lo mejor, tengo amigos de oro macizo.

    ¿Qué le sugiere la palabra Cuba?

Cuba es la casa grande, donde están lo tuyo y los tuyos. Casa entendida como hogar, donde nacemos y querernos volver siempre que se está lejos, porque da calor, confianza y seguridad.

    ¿Cómo calificaría la experiencia vivida en Venezuela?

Una experiencia completa. Venezuela fue la consolidación de mi faceta como corresponsal de prensa, un camino que había emprendido un poco antes desde la corresponsalía de Telesur en La Habana y que ahora me ponía el reto de hacerlo desde otro país, repleto de complejidades políticas y una realidad social desconocida hasta entonces para mí. Sirvió también para mi crecimiento espiritual y personal por las dificultades que tuve que afrontar sola.

    ¿Qué quisiera hacer además de lo hecho?

Me debo a mí misma una mayor superación profesional y acercarme a la Academia.

    ¿Qué le sugiere la palabra Colombia?

A veces he bromeado con que Colombia es mi otra patria, y algo de verdad debe de haber porque la siento cercana. Me gusta el país y sobre todo su gente, me envuelve y me obsesiona entender su historia.

    ¿Cómo conjugar la profesión y la familia?

Cuando eres una profesional en activo y, como se dice por ahí, todo terreno, que de pronto decide crear su propia familia para lo cual no existe el momento perfecto, estás obligada a sacrificar una de las dos partes, porque cada una por su lado demanda todo tu tiempo. El periodismo bien hecho y bien amado no es cosa de 8 horas de oficina. Ser mamá se convierte en el mejor de los «oficios» con una cláusula de exclusividad en el contrato. Se vuelve demasiado difícil conjugar ambos amores. Y en esa disyuntiva me debato en este minuto.

    ¿Qué representa este libro recién presentado?

El libro es la huella del ejercicio profesional más importante de mi vida periodística: reportar un proceso de negociación largo, complejo y apasionante por sus protagonistas; entender y explicar el alcance de dos realidades tan antagónicas como son la guerra y la paz. Y no quedarme en la anécdota o la noticia, darle seguimiento desde el análisis más objetivo posible al después de un acuerdo de paz histórico.

    ¿Por qué el periodismo?

He tenido dos periodistas en la familia: mi abuelo paterno -no lo conocí, pero mi padre me contaba siempre de su vida profesional y mi segundo padre, con el que crecí viendo su rutina como reportero estrella de la radio cienfueguera. Se me hacía entonces cercana la profesión,  pero en realidad me subí a este barco por curiosidad y porque fue la prueba de actitud -hice todas las de las carreras de Humanidades- más desafiante. Una vez en la Universidad de La Habana, con un claustro de profesores de lujo, y después de pisar la primera sala de redacción de un medio de prensa, me convencí de que había sido la mejor elección. Amo la profesión porque es todo menos aburrida, porque me permite conocer el mundo y los personajes más controvertidos y fascinantes que lo habitan.

Tomado de Canal Caribe
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