Catorce artistas de la plástica cubana exaltaron los 90 años del libro del Poeta Nacional de Cuba con una muestra colectiva, inaugurada en la galería Villa Manuela de la UNEAC.

En West Indies Ltd el poeta nacional de Cuba, Nicolás Guillén, extrae la esencia de una situación colonial y la convierte en «poesía plena de indignación lírica». Así lo considera la Premio Nacional de Literatura Nancy Morejón.

Para la autora de Madrigal para un príncipe negro este libro es una toma de consciencia sobre las Antillas, caracterizadas por uno de los subdesarrollos más críticos de América.

A los iluminados, los parias desconocidos, los humillados, los preteridos y los olvidados está dedicada, precisamente, la última exposición de la Galería Villa Manuela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Catorce creadores de la plástica en la Isla decidieron homenajear los 90 años de West Indies Ltd.

Como explicó su curadora y museógrafa, Lesbia Vent Dumois, «la obra de Nicolás Guillén es una obra cubana. Él trabajó las realidades sociales. Sus textos reflejan un momento histórico y aunque esa realidad haya cambiado en algunos aspectos, otros se mantienes vivos. Los contextos no cambian de manera radical, en su poesía también está ese proceso de transformación».   

La vicepresidenta de la UNEAC abordó otras veces la literatura del Poeta Nacional. En esta exposición sumó un conjunto de artistas vinculados a los versos de West Indies Ltd, publicado en 1934. Lesbia Vent Dumois escogió piezas que empatizan con el relato histórico de una Cuba empobrecida, desigual y marcada por la discriminación racial.

«Tuvimos el privilegio de ver la primera edición del libro, cuya gráfica la trabajaron creadores cubanos. La portada preciosa, hecha a mano, fue realizada por un humorista negro, Hernández Cárdenas, que firmaba como Hercar, dibujante de lo popular y muy vinculado a Nicolás. También tomamos en cuenta que el primer oficio de Guillén fue la tipografía y la diseñadora lo interpretó muy bien», añadió la Premio Nacional de Artes Plásticas.

A partir de diferentes manifestaciones como la fotografía, la pintura, la escultura, la instalación y el grabado se hace un recorrido por las diferentes estrofas del volumen. Mediante sus Palabras en el trópico, la Balada a los dos abuelos y Sabás, entre otros textos, la lírica del Poeta Nacional se entrelaza con una mirada contemporánea sobre la insularidad.

Como escribió el periodista y crítico Pedro de la Hoz en el catálogo, esta muestra colectiva conjuga esfuerzos y claridades. A su juicio dará mucho de qué hablar por su diversidad expansiva y la intensidad de sus acentos. «A la belleza se suma la profundidad y a la especulación artística, la certeza de lo que somos y queremos ser», argumentó el presidente de la Comisión José Antonio Aponte.

Para el escultor Enrique Angulo la obra de Nicolás Guillén resalta por su musicalidad y cubanía. Ambos rasgos lo llevaron a leer por primera vez sus libros en la Unión Soviética y, posteriormente, dedicarle algunas de sus piezas.

Al artista Ibrahim Miranda, sin embargo, lo conecta con el Poeta Nacional su interés por la insularidad y la idiosincracia. Desde sus mapas el creador explora temas como la identidad, de la misma manera que Guillén lo hizo con la literatura.

La visión pictórica de Belkis Ayón, René Peña, Flora Fong, Humberto Mayol, Manuel Mendive y Eduardo Roca «Choco» cohabita con la de diversos creadores como Gabriel Cisneros, Douglas Pérez, Santiago Rodríguez Olazábal, Marcel Molina y Ricardo Elías.

Como explica el ensayista Cintio Vitier en su Breve examen de la poesía «social» y «negra». La obra de Nicolás Guillén. Hallazgo del «son», toda la obra del fundador de la UNEAC gira en torno al eje rítmico de este género, que se cantó y bailó en Cuba, junto al más estilizado danzón en los años 30.

En su libro Lo cubano en la poesía Vitier resalta la evolución guilleniana del comentario jocoso y las palpitaciones ancestrales a la protesta social, como un acercamiento al mestizaje, la superstición y las problemáticas de las poblaciones racializadas.

«La gloria del primer poeta de la raza negra o mulata en Cuba no se le puede discutir. Sin embargo, a pesar de su porfiado africanismo recurrente, yo entiendo que lo mejor de Guillén no es lo calificadamente negro o mulato de su obra, sino lo específica y libremente cubano».