Diálogos marxistas

TROTSKI: EL SEGUNDO DE LA REVOLUCIÓN

27 abr. 2018
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Dicen que fue de los grandes hombres que hicieron la Revolución en octubre de 1917, que compartió con Lenin sueños y errores, que su radicalismo le hacía sombra a Stalin, que sus enemigos lo persiguieron durante su exilio hasta México y que fue asesinado por orden de Moscú.

Bajo el seudónimo de Trotski —con el cual firma sus artículos en el periódico Iskra— se dio a conocer entre los revolucionarios Lev Davídovich Bronstein, el quinto hijo de una familia campesina que vivía en la provincia de Jersón, en Rusia.

Sus primeras ideas políticas fueron liberales y otras estuvieron asociadas al conocido populismo agrario, hasta que arribó al marxismo mediante estudios autodidactas. Por su temprano activismo político fue detenido en 1898. Pasó cuatro años en una prisión siberiana y tras fugarse de allí, en 1902, conoció en Londres a los principales dirigentes del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), entre ellos a Lenin.

Renunció a su primera afiliación —la menchevique— cuando el grupo del líder Mártov, tras el fracaso de la primera revolución, se alió con los liberales. El fracaso del movimiento revolucionario derivó en un nuevo encarcelamiento. Otra vez escapó de prisión y realizó un periplo por Viena, Suiza, Francia y Nueva York, donde en 1913 organizó con varios dirigentes socialistas el grupo Mezhrayontsy. Es allí donde lo sorprende la revolución de febrero del 17. Cuando vuelve a su país, en mayo, se vincula directamente a los bolcheviques.

Formó parte del Comité Central del Partido y entendió, como Lenin, que el gobierno provisional establecido al calor de la revolución de febrero debía derrotarse para poder enarbolar plenamente las banderas del socialismo. Ante la persecución sobre Lenin, quedó al frente del Comité Militar Revolucionario y encabezó la toma del Palacio de Invierno por los bolcheviques.

Después del triunfo, el considerado por muchos como el «segundo hombre de la Revolución» fue la mano derecha de Lenin. En su rol de comisario de Asuntos Exteriores negoció la paz por separado con Alemania mediante el Tratado de Brest-Litovsk. Luego, desde su puesto de comisario de Guerra, dirigió los esfuerzos organizativos en la creación y desarrollo del Ejército Rojo. Durante la Guerra Civil (1918-1920) tuvo a su cargo el mando militar y finalizada la misma se ocupó de los aspectos económicos de la Revolución, compartiendo las posiciones de Lenin respecto al Comunismo de Guerra y la Nueva Política Económica.

Participó en la creación de la Tercera Internacional y junto a Lenin escribió sus principales documentos y declaraciones. Votó por la supresión de facciones en el partido, lo cual llevó a la consolidación de un Partido único como opción socialista.

En fecha tan temprana como 1923 se percató del peligro que representaba el burocratismo. Tras la muerte de Lenin, fue vivo exponente de las ideas de izquierda que abogaban por el rescate del marxismo y del sentido revolucionario y crítico que guio a los bolcheviques durante el Octubre Rojo.

Como parte de la lucha por el poder que terminaría coronando a Stalin como jefe del Partido y de la URSS, Trotski fue destituido de su cargo de comisario de Guerra, expulsado de la organización partidista y su buró político, exiliado en 1928 y desterrado para siempre de la URSS en 1929.

En su destierro involuntario vagó sin rumbo junto a su esposa y compañera de lucha, Natalia Sedova. Tras ocho años de vivir en Francia, Noruega y Turquía, ambos llegaron a México en 1937 y pudieron establecerse allí gracias al asilo político del presidente progresista Lázaro Cárdenas.

Trotski se codeó con lo más representativo de la política y el arte revolucionarios del momento en el país centroamericano. Entabló una gran amistad con Diego Rivera, Frida Kahlo y Tina Modotti.

En Coyoacán, en su casa en la Calle de Viena, sufrió dos atentados por orden de la máxima dirección del Partido soviético. Stalin y su camarilla se habían propuesto eliminar cualquier sesgo de oposición al régimen socialista. Del primer atentado, en mayo de 1940, salió ileso, mas no tuvo igual suerte en el segundo. El 20 de agosto del mismo año fue asesinado y, de ahí en adelante, borrado de la historia oficial soviética. Durante décadas fue considerado un traidor del socialismo, pero hoy, cuando han desaparecido los muros de la doctrina estalinista y sus nefastas consecuencias para el marxismo, su figura se ubica al lado de Lenin y otros marxistas que marcaron un antes y un después en la historia contemporánea.

 

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