Contrapunteo

Releyendo mentiras sobres Cuba

21 ago. 2017
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Afortunadamente ha llegado a mis manos el libro 5 temas polémicos sobre Cuba, de la editorial Ocean Sur. Obviamente por los temas que trata, es un libro que pude leer rápidamente. Uno de los capítulos que robó inmediatamente mi atención fue aquel que refería un listado de mentiras que sobre Cuba repiten los enemigos de la revolución y también cubanas y cubanos de a pie que muchas veces no tienen toda la información y repiten lo primero que escuchan en la calle.

Sobre las contrarréplicas que exponen los autores Rodolfo Romero y Elier Ramírez quiero referirme a dos en particular que son, debo admitir, de las que menos conocía. La primera está relacionada con la invasión mercenaria por Playa Girón, y el supuesto asesinato de un grupo de mercenarios que integraban la Brigada 2506.

La invasión pretendía establecer un gobierno provisional que solicitaría la intervención directa del ejército estadounidense. Como bien es sabido el pueblo cubano no se intimidó ante los planes injerencistas yanquis, y en menos de 72 horas venció a los mercenarios.

En el preludio de la invasión, durante el sepelio de las víctimas en la céntrica esquina de 23 y 12, Fidel proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana:

Lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba... y que hayamos hecho una revolución socialista en las propias narices de los Estados Unidos... y que esa revolución socialista la defendemos con esos fusiles, y que esa revolución socialista la defendemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores. Y esa revolución no la defendemos con mercenarios, la defendemos con los hombres y las mujeres del pueblo.[1]

La invasión significó un duro golpe para el pueblo cubano: 152 muertos y más de 500 heridos. La administración Kennedy admitió su responsabilidad en la acción militar, quedando muy mal parada ante la opinión pública internacional. Mil 200 mercenarios fueron hechos prisioneros. Ninguno de ellos fue humillado, torturado o asesinado.

Los prisioneros fueron trasladados para La Habana. En ese tránsito tuvo lugar el accidente del que, venenosamente, se han contado varias versiones. Como bien explican los autores, los mercenarios no fueron ametrallados, ni nada por el estilo. Fidel Castro, con la validación incluso de algunos integrantes de la brigada mercenaria que se reunieron en 2001 en La Habana, explicó los detalles del suceso.

Allí ocurrió un accidente. Lo relato: los hombres capturados iban siendo trasladados rápidamente hacia La Habana. Se les movía en camiones, en rastras, etc. Eran muchos, y no teníamos los medios y la organización que tenemos hoy. Una de las rastras era cerrada; por descuido de algún responsable del traslado, no se adoptaron las medidas pertinentes y se produjeron varios casos de asfixia en aquel vehículo que trasladaba prisioneros.[2]

Inmediatamente fueron notificados los familiares de las víctimas. Cualquier otro gobierno hubiese escondido el accidente o los hubiese presentado como muertos en combate, Cuba, en cambio, fue transparente.

También lo fue cuando tres décadas después ocurrió otro trágico accidente cuyas causas han sido ampliamente tergiversadas. Se repite, sobre todo en Internet y así lo citan los autores: «en 1994 fuerzas guardafronteras ametrallaron el remolcador “13 de marzo” y asesinaron a los tripulantes que pretendían abandonar el país de forma ilegal. Unos días después, el 5 de agosto, una manifestación popular fue aplacada violentamente por el ejército de Castro».

Los autores explican que el remolcador «13 de marzo» naufragó accidentalmente en la madrugada del 13 de julio de 1994, como resultado de una colisión contra otra embarcación perteneciente a la Empresa de Servicios Marítimos del Ministerio de Transporte. Murieron varias personas y, entre ellas, niños. Ahora, los culpables de esas muertes no fueron los oficiales de las tropas guardafronteras ni tampoco el gobierno cubano.

En un contexto de fuerte crisis económica —periodo especial en Cuba— y alentados por la Ley de Ajuste Cubano, un grupo de personas decidieron robar un remolcador para irse ilegalmente hacia Estados Unidos. Además de los secuestradores, subieron también mujeres y niños ajenos a los planes de sus padres. En plena madrugada, los trabajadores del puerto, al ver que les habían robado un remolcador, salieron en otras dos embarcaciones similares a perseguirlos y recuperar su lancha.

Como bien narra el libro de la editorial Ocean Sur: «La persecución fue fatal. La maniobra de los que intentaban evitar el secuestro y la insistencia por parte de los secuestradores de no detenerse hicieron que chocaran una de las naves y el remolcador. Una embarcación de las tropas guardafronteras, al percatarse de la persecución, salió en rumbo similar. Llegó al lugar cuando ya el remolcador se había volcado, a unas 7 millas al norte de la bahía de La Habana. En medio de la oscuridad los valientes y jóvenes oficiales del Ministerio del Interior se lanzaron al agua y lograron rescatar a algunas de las víctimas del fatal accidente. Lamentablemente, la mayoría murió en el mar».

El famoso incidente del que hablan con el remolcador «13 de Marzo» tiene su historia detallada y completa. Nosotros ordenamos una investigación meticulosa en todos los aspectos. Lo que ocurrió fue que había un lugar donde estaban los remolcadores que prestan servicios al puerto. Lo asaltaron, neutralizaron a los que lo custodiaban, destruyeron las comunicaciones y partieron con él. Tres de los propios trabajadores del centro se montaron en otro remolcador, otros tres o cuatro no tengo ahora la cifra exacta se montaron en otro, de noche, sin decirle nada a nadie, y se fueron con los dos remolcadores para tratar de interceptar al que se llevaban. Nadie sabía nada, ya habían pasado horas incluso desde el momento en que se produjo el robo del remolcador.

Tan pronto se conoció el hecho por las autoridades pertinentes, se dieron instrucciones inmediatas a los guardacostas de acercarse a la ruta que llevaban para evitar un accidente y ordenar el regreso de los remolcadores que habían salido para tratar de interceptarlo.

Era de madrugada, mar agitado y olas fuertes. Antes de que llegara un guardacostas, que por suerte salvó a casi la mitad de los que iban en la embarcación secuestrada, ya que el mismo poseía salvavidas, cuerdas y otros medios para socorrer y rescatar náufragos, se había producido un choque entre uno de los dos remolcadores que trataban de interceptarlo con la popa del remolcador robado que se fue a pique. Los pocos tripulantes de aquellos rescataron a varios de los náufragos, a pesar de carecer de medios adecuados y con temor de ser ellos mismos secuestrados. No tardó en llegar el guardacostas que, aun en aquellas condiciones difíciles y en medio de la oscuridad de la noche, pudo salvar a 25 personas. Esa es la historia real de lo sucedido.[3]

En mi opinión creo en la utilidad de temas como estos. Los temas «calientes» y «complicados» deben abordarse con seriedad. Querer pasar página e intentar esconderlos no es sabio ni prudente. La historia hay que revisitarla con ojo crítico. Dos o tres manchas, naturales, comprensibles, errores humanos, nunca eliminarán del devenir lo positivo que se ha hecho en Cuba desde 1959.



[1] Fidel Castro, 16 de abril de 1961.

[2] Ignacio Ramonet: Cien Horas con Fidel. Conversaciones con Ignacio Ramonet (segunda edición), Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, p. 296.

[3] Fidel Castro, 8 de septiembre de 2000.

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