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Petro vs. Duque

30 may. 2018
Por Anónimo

Habrá segunda vuelta presidencial en Colombia. También se cumplió el pronóstico sobre el mano a mano resultante para el balotaje del próximo 17 de junio: Petro contra Duque, las dos opciones más radicalmente opuestas, ideológica y programáticamente hablando porque defienden propuestas distintas en materia de paz, economía y seguridad, por solo citar tres aspectos. La pregunta de todos ahora es quién respalda a quién de los que quedaron fuera. ¿Hacia dónde se moverán los votos? Hay quienes piensan que restaría una simple suma de porcentajes y papeletas, que si el 25 de Petro más el 23 de Fajardo y así sucesivamente otro tipo de alianza podría derrotar el ya inminente ascenso del uribismo al poder nuevamente y con peligro de centralización y concentración de poderes —la eventual elección de Iván Duque como presidente podría venir acompañada con la designación del senador más votado, Álvaro Uribe, como presidente del Congreso. Pero el asunto de las sumatorias partidistas no es tan sencillo en materia de política y de sistemas electorales.

Ha habido ya algunos movimientos por el momento. El rezagadísimo Humberto de la Calle, postulado por el Partido Liberal, dio total libertad a sus seguidores. «Si no pude convencer con mi mensaje, sería un acto de burda arrogancia dar consejos sobre el rumbo a seguir. Cada quien debe obrar según sus convicciones», afirmó a los medios de prensa el exjefe negociador de paz.

Algunas de las fuerzas políticas que apoyaron al cuarto lugar, Germán Vargas Llera, como es el caso de Cambio Radical, le han dado su apoyo pleno a Iván Duque. Los conservadores, por voz de David Barguil, manifestaron que apuntalaran «incondicionalmente, sin acuerdo» a la fórmula del Centro Democrático que resultó vencedora pero sin alcanzar el necesario 50% más uno para coronarse presidente. Esta fuerza considera que, tras la salida de Vargas Llera, Duque representa «un mejor país» mientras que Petro traería «destrucción».

Sin embargo, los votos más codiciados en este mismo instante, digamos que el verdadero trofeo a disputarse, son los 4.5 millones que obtuvo el casi segundo puesto, Sergio Fajardo, quien le pisó bien de cerca —quedó a solo unas 260 mil papeletas— los talones a Petro. Los dos contendientes que se disputan ahora el asiento en el Palacio de Nariño tienen el reto de convencer a esos ciudadanos fieles al líder de la coalición Colombia, más el porcentaje de indecisos, los que votaron en blanco y los apáticos que no sufragaron. Ya Gustavo Petro alertaba que la dispersión de las fuerzas de centro e izquierda es precisamente lo que ha favorecido el populismo de la ultraderecha promovida por Duque y su padrino Uribe. Y no le resta razón. Pero hay demasiados intereses contrapuestos entre esos mismos que se oponen a Duque, por los cuales no realizarían concesiones ni siquiera para frenarlo.

¿Qué dice Fajardo, el hombre al que todos quieren seducir en este instante? Al parecer tomaría partido a favor de uno u otro pero como resultado de una decisión colegiada con sus correligionarios, teniendo en cuenta que él representó en los comicios a un pacto de multiplicidad de partidos en los que ya se augura un debate fuerte para determinar a quién seguirán en la segunda vuelta. Por lo pronto, el exgobernador de Antoquia —que no gusta de ninguno de los dos candidatos finalistas— ha dicho: «conocemos muy bien los candidatos. Llevo mucho tiempo diciendo que esto no es ni con Duque ni con Petro». Predijo que la próxima ronda será «agresiva y dura», incluso utilizó el término «horrible» y encuentra en la extrema polarización el mayor reto para el futuro jefe de gobierno. Si bien, Fajardo se muestra más escéptico ante las proposiciones de los dos sobrevivientes en campaña, algunos partidos de su coalición tienen claro que «Duque no tiene cabida»; es el caso del Polo Democrático y de Alianza Verde.

¿Y qué nos dejó la primera vuelta? Fueron las primeras elecciones que mayor cantidad de votos le dieron a la izquierda, las primeras que abren la posibilidad a que una propuesta de ese tipo llegue a cabeza de Estado, aun y cuando como medida desesperada, Petro haya tenido que desmarcarse públicamente de su vecino Maduro, pues durante la contienda erigida sobre una campaña de odio se le acusó todo el tiempo de querer venezolanizar a Colombia.

Sin embargo, el mapa electoral deja un sabor amargo y peores conclusiones. Duque dominó con su azul de Centro Democrático la mayor parte de la geografía colombiana y sigue siendo fuerte en las grandes ciudades. De rojo apenas se tiñeron 9 territorios, los sitios más pobres y marginados, fundamentalmente costeros o fronterizos, la capital la perdieron ambos, pues se alzó Fajardo con el triunfo. Para venir a alimentar la matriz de «quien los conoce no los vota», Petro no fue vencedor en Bogotá, la ciudad de la que dos veces fuera alcalde, aunque sí obtuvo más votos que Duque, y Fajardo perdió en Antioquia, donde fuera gobernador entre 2012 y 2015. 

También fueron comicios en que aumentó significativamente la concurrencia a las urnas, con un 53%, relacionado ello con la participación por vez primera de las FARC en legalidad y la tranquilidad ciudadana por el cese de la violencia armada, a la que mucho contribuyó el gesto unilateral del ELN de decretar un cese el fuego. ¡Ah! Y como novedad, las encuestas acertaron en primera vuelta esta vez, está por ver en la segunda.

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