Proposiciones

La «Negra» Sosa

17 ago. 2017
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Hay voces que erizan la piel y solo necesitan escucharse una vez para terminar reconociéndose toda la vida. Así es la voz de Mercedes Sosa, La Negra para quienes la querían. Basta escuchar los primeros versos de su canción Todo cambia para caer en el hechizo de sonidos que recuerdan el dolor centenario de los pueblos nuestroamericanos.

Mercedes se definía a sí misma como «cantora» antes que cantante. Para ella esta fue la distinción fundamental de la nueva canción latinoamericana de la que fue una de las iniciadoras. Lo delimitó magistralmente cuando se acogió a la frase de Facundo Cabral «cantante es el que puede y cantor el que debe». Y fue fiel toda la vida a este principio esencial donde el compromiso social se vuelca totalmente en el arte.

Comenzó a cantar, casi por casualidad, cuando tenía quince años. Participó en un concurso de radio, animada por sus compañeras de colegio, bajo el nombre de Gladys Osorio, para que su padre no la reprendiera. Al terminar de escucharla el dueño de la radio se le acercó sorprendido y le dijo: «El concurso concluyó y lo ganaste vos».

Cuentan que cada vez que subía al escenario debía calmar un pánico escénico que la acompañó siempre.

Como las grandes almas no pueden pasar por este mundo sin tormentos, la Negra Sosa también sufrió lo suyo. En 1965 su esposo la abandonó, dejándola sola con su hijo en una situación económica y emocional muy comprometida, que la afectaría de por vida.

«Yo no dejé ese matrimonio. Él me dejó. Me abandonó con Fabián, con mi chiquito (…) Una chica tucumana se casa para toda la vida. Eso me destruyó».

Tuvo que sobrevivir a su segundo esposo y soportar un exilio de su Argentina querida que se le hizo eterno. La cantora escribió que a su llegada a Europa estaba atolondra y llena de angustia y que se instaló en París «donde no se habla el castellano, donde todo es mucho más difícil. (…) No sabía qué hacer, lloraba en las calles. Mientras actuaba con éxito en todas partes, iba y venía. (…) Los aplausos y las ovaciones no alcanzaban para sacarme del desconsuelo de la lejanía».

Debió exiliarse porque sus canciones eran himnos de libertad que incomodaban a la dictadura en Argentina. El momento que decidió su destierro ocurrió durante un concierto en el que irrumpieron uniformados para arrestarla a ella y a las 350 personas que la escuchaban. Hasta el amanecer la tuvieron retenida, oyendo sus propias canciones como prueba fehaciente de que había cometido un crimen por recitar palabras prohibidas.

Este hecho fue relatado por una admiradora, también llamada Mercedes, que asistió al recital. Dejó el siguiente mensaje en la página oficial de Mercedes Sosa, poco después de su muerte:

La única noche que estuve presa fue después de un recital tuyo en La Plata, en el viejo Almacén San José. Te habías entusiasmado y cantado canciones no permitidas, habías abierto las ventanas para que escuchen los que no podían pagar. Estábamos todos eufóricos. Pero llegaron ellos con sus armas, haciendo por fin visible lo que sabíamos que pasaba. Nosotras en fila en el patio, apuntadas, aterradas; vos, tal vez con tu propio miedo, en una oficina donde te hacían escuchar los temas que cantaste, mostrándote tu desobediencia. A las seis de la mañana, consideraron que ya nos habían dado la lección y salimos al sol. ¿Sabés qué? Valió la pena. Si estás cansada, que tu partida sea en paz. Sabremos entender.

Solo ella tuvo privilegio de hipnotizar a un auditorio solo con el poder de la voz; dicen que una vez la estuvieron ovacionando por quince minutos.

La Voz de América Latina, como también se le conoce, fue fundadora del Movimiento del nuevo cancionero y una de las exponentes de la Nueva canción latinoamericana. Dentro de los postulados de este movimiento se exponían ideas renovadoras de cómo debía ser la imbricación de la creación musical con las expresiones regionales del país; además de la necesidad de crear permanentemente formas y procedimientos interpretativos diferentes. Por ello las canciones de la Negra son una mezcla de diferentes géneros; además incursionó en géneros tan dispares como el tango, el rock y el pop.

Fiel a su ideología y principios, cuando el 11 de septiembre de 1973 se produce el golpe de Estado de Pinochet en Chile, Mercedes juró no volver a cantar en ese país mientras la dictadura permaneciera en el poder. Con su amada Argentina le sucedió igual, y solo pudo regresar definitivamente a su patria en 1983.

Su trayectoria artística estuvo ligada siempre a su filiación política. Por ello prestó su voz en eventos importantes para el progresismo en Latinoamérica. Participó en el histórico Concierto por la Paz en Centroamérica, en solidaridad con el gobierno sandinista de Nicaragua, amenazado en ese momento por las acciones de los Contras sostenidos desde Estados Unidos. En 2004, le prestó al Frente Amplio de Uruguay su versión de la canción «Todo cambia», que se utilizó en la campaña electoral que le dio el triunfo a Tabaré Vázquez.

La Negra Sosa fue un regalo que nos hicieron a los latinoamericanos. Su vida solo tuvo el propósito de poner voz al dolor de su pueblo y de su gente. Quien la conoció personalmente no pudo menos que quererla, y quien la escuchó una vez no pudo menos que admirarla. En su honor el cantautor Silvio Rodríguez escribió: «Mercedes (…) es oro sustancial de las raíces de los Andes, tesoro de nuestro patrimonio sin tiempo».

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