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La Guardia Campesina es una semilla cargada de futuro

8 ene. 2020
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El campo sigue en disputa. El actual gobierno nacional en Colombia sigue reproduciendo la política de entregar el territorio al capital privado y multinacional; esta vez con el Plan Nacional para el Desarrollo 2018-2022 cuya inversión mayoritaria lo hace el sector privado con $363.4 billones distribuidos en los renglones de: Minería y energía, Vivienda, Ciudad y Territorio y Agricultura y Desarrollo Rural. Paralelo  a esto, la inversión pública con mayores ingresos es para Defensa y Policía con $96.2 billones; demostrando que el cultivo de alimentos para la soberanía alimentaria no está en los objetivos del gobierno nacional.

Esto tampoco tiene el interés de solucionar los conflictos sociales que sufre el campesinado en materia de educación, salud, carreteras en buen estado, condiciones para comercializar los productos y mucho menos apoyar la producción del pequeño y mediano campesinado. A raíz de este momento de la disputa del territorio, el campesinado organizado en el Coordinador Nacional Agrario, optó por retomar las tradiciones de lucha campesinas y crear la figura de Guardias Campesinas (GC) con el objetivo de permanecer y defender el territorio y la vida.

Las GC están conformadas por campesin@s de la comunidad y/o proceso agrario, articulado a su vez al Plan de Vida Digna como marco referencial de su quehacer local. Dentro de las acciones que realiza la GC está aprender sobre los Derechos Humanos, primeros auxilios, resolución de conflictos para convertirse también en un formador o formadora de estos temas en su comunidad. Sin desconocer la realidad de cada territorio, este también exige que la GC debe conocerlo para complementar su formación. Por ejemplo, el caso de la Guardia Campesina, Agrominera y Ambiental del Sur de Bolívar y nordeste antioqueño, cuyo territorio es rico en biodiversidad, flora y fauna, bienes comunes y ríos, obliga a que la GC despliegue actividades ambientales para conservar las especies animales y vegetales que tiene el territorio.

Un rasgo común de la GC a nivel nacional es el uso del chaleco y el bastón como símbolos identitarios que ayudan no solo a distinguir al GC en la comunidad, sino también representan los valores y principios comunitarios que el campesinado ha condensado en años de lucha social y popular. El principal de ellos es el no ser violentos con la comunidad, ni convertirse en la Policía local. Por el contrario, se busca la convivencia tranquila con el otro basados en el cuidado y la protección de todas las expresiones de la vida. Tienen como política no atacar, sino defenderse de las agresiones externas de cualquier actor que llegue al territorio. A pesar de esto, la Fuerza Pública señala y estigmatiza a los GC donde es explícito el conflicto armado, acusándolos de ser guerrilleros encubiertos o aliados de los grupos subversivos.

Sin importar los ataques, señalamientos o persecuciones sufridas por el Estado, las GC continúan fortaleciéndose y creciendo en el país. Además de hacer presencia en los 22 departamentos donde está el CNA, también se impulsan actos solidarios con otros pueblos para estrechar la unidad. Fue el caso del acompañamiento solidario al Consejo Regional Indígena del Cauca —CRIC— en el mes de septiembre, donde la delegación de la GC estuvo en el norte del Cauca, recorriendo los municipios donde los actores armados asesinaron a indígenas.

En este mismo año, la GC participó del paro nacional del 25 de abril, tomándose las vías en Norte de Santander, Sur de Bolívar, Arauca, Cauca, junto a sectores indígenas, comunales y estudiantes. A su vez, en la capital colombiana para esa misma jornada una delegación participó del Refugio Humanitario para visibilizar el asesinato de líderes y lideresas sociales, cuya triste cifra asciende a 500 en todo el país. Otro debut de nuestras guardias, fue en el 21N cuya presencia en las calles de Bogotá siguió posicionando esta propuesta organizativa campesina.

Poco a poco se va consolidando la GC en los territorios junto a los procesos sociales donde está articulada. Esta lucha aporta al reconocimiento del campesinado como sujeto político de derechos y a la consecución del Poder Popular, a través de los Territorios Campesinos Agroalimentarios pues una cosa no niega a la otra, sino por el contrario, se armoniza en un todo, llamado campesinado.


Foto: Cortesía de Coordinador Nacional Agrario (CNA) de Colombia.

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