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La FEU en Tiempos de definiciones

20 dic. 2018
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Muy pocas veces accedo a escribir el prólogo de un libro. Las contadas ocasiones que los he redactado, trato de no hacer un ejercicio retórico. Prefiero un texto breve, para presentar al autor y en pocas palabras hablar de la obra. Los redacto de esa manera porque, en primer lugar, considero que lo más importante es el texto y no el verbo del prologuista; y en segundo lugar, para estimular a que el lector avance rápidamente en sus páginas. Siempre he creído que el mejor prólogo, el real, el verdadero, el de mayor valor, es el que cada lector escribiría al finalizar la lectura, si tuviera oportunidad
para ello.
El libro Tiempos de definiciones… devela momentos inolvidables de la actividad revolucionaria de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). Sus páginas nos hacen recorrer junto a otras generaciones de estudiantes, muchos años de lucha. Los diecisiete entrevistados narran una epopeya poco conocida por las nuevas hornadas de estudiantes universitarios. Los testimoniantes, al dar respuestas a las interrogantes de Wilmer Rodríguez, permiten al lector adentrarse en la historia estudiantil, comprendida entre los años 1945 y 1975.
La obra atesora, entre otros, el testimonio de dirigentes estudiantiles e historiadores que ya no están entre nosotros, como son Alfredo Guevara, Juan Nuiry Sánchez, José Rebellón, Jaime Crombet, Delio Carreras y Nelsa Coronado; ahora sus voces se perpetúan ante la historia, de ahí el valor del libro.
Cada diálogo intenta reflejar y conservar el sello identitario del entrevistado, evitando distorsionar su visión del fenómeno y su postura ético-política al respecto.
Los testimonios logran acercarnos a la historia apasionada y apasionante del movimiento estudiantil revolucionario en la voz y el recuerdo de sus protagonistas y de varios actores políticos; además de adentrarnos en investigaciones de algunos historiadores. Un lector avezado podrá conocer, apreciar e interpretar contradicciones e incomprensiones, siempre lógicas, de una revolución.
En Tiempos de definiciones… transita un nombre: Fidel Castro Ruz. El líder de la Revolución Cubana mantuvo siempre un vínculo permanente con los estudiantes universitarios. Desde el 4 de septiembre de 1945, que ingresó a la Universidad de La Habana hasta los días finales de su vida. Por eso, el Comandante en Jefe es un hilo conductor de cada entrevista.
Wilmer Rodríguez Fernández, el autor de esta obra emocionada y emocionante, es un joven matancero, nacido en noviembre de 1984, en Alacranes, Unión de Reyes. Al concluir sus estudios de bachillerato, matriculó la carrera de Bibliotecología y Ciencias de la Información, pero en el tercer año cambió el derrotero de su vida y terminó en el 2009 graduado de periodista. Durante sus estudios universitarios, fue presidente de la FEU de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, colaborador del diario Juventud Rebelde y Cubadebate.
Cuando conocí a Wilmer Rodríguez me confesó que siempre quiso estudiar en la Universidad de La Habana, esa era su meta. Tal vez, por eso, como la Facultad de Comunicación estaba en la calle G entre 21 y 23, no dejó de visitar un solo día del curso la Colina Universitaria.
Tras graduarse, pasó a formar parte del equipo de periodistas del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, y como reportero, tanto en nuestro país como en el extranjero, ha participado  en importantes sucesos, muchos de ellos ya históricos, como lo fue la narración del traslado de las cenizas del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz desde La Habana hasta Santiago de Cuba, a finales de 2016.
Esta obra que hoy tienes en tus manos, Wilmer la comenzó a escribir hace una década, cuando estudiaba el tercer año de la carrera de Periodismo. Ya la historia lo había cautivado totalmente. Las motivaciones eran muy fuertes. La inclinación por el estudio y la promoción del pasado, según cuenta, le llegó de su padre, con quien conversaba sobre las grandes personalidades cubanas; sus maestras y profesoras Nancy Mesa, Irene Vasconcelos y Beatriz Ortega, que lo embullaron, desde edad temprana, a conocer la historia de su natal Alacranes, en el municipio Unión de Reyes, y del matancero Juan Gualberto Gómez.
En la enseñanza preuniversitaria, agradece a Martha Curbelo, Pedro Nario y Ana Celia Pérez, —profesores de Historia de Cuba— su pasión para adentrarse en las raíces de la patria.
Por último, no deja de reconocer que en la Universidad de La Habana, tuvo la influencia del prestigioso periodista Guillermo Cabrera Álvarez, el Genio, aunque este nunca supo cuánto sirvieron sus enseñanzas a su joven alumno, ni conocerá lamentablemente de este valioso libro.
Tiempos de definiciones… forma parte de lo que más le gusta al joven matancero de la investigación y promoción histórica: los testimonios de los protagonistas —escucharlos o leerlos—, tratar de interpretar las evidencias, sacar sus propias conclusiones y, sobre todo, encontrar las contradicciones, las desavenencias, las incomprensiones para darlas a conocer y contribuir así a que no se repitan.
Al concluir las diecisiete entrevistas no solo surgieron estas páginas —que originalmente formaron parte de su tesis de grado para licenciarse de Periodismo—, también quedaron en Wilmer Rodríguez Fernández diecisiete grandes influencias de diferentes épocas, lecciones, ejemplos, paradigmas y muchos deseos de enfrentar todo lo que le falta por investigar, pues este libro, como bien dijo «es solo el inicio».
Este joven periodista asume la historia como la definió el compañero Fidel en su felicitación a la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado en ocasión de sus veinte años de fundada: «Para nosotros, la historia, más que una minuciosa y pormenorizada crónica de la vida de un pueblo, es base y sostén para la elevación de sus valores morales y culturales, para el desarrollo de su ideología y su conciencia; es instrumento y vehículo de la Revolución».
Al pasar la página dialogarán con estos protagonistas del movimiento estudiantil universitario cubano, quienes les contarán sus recuerdos, secretos y apreciaciones de aquellos tiempos, que como estos y los futuros, en Cuba siempre serán de definiciones.
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