Diálogos marxistas

Engels: El hombre detrás de El Capital

22 ene. 2018
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Muchos conocen su condición de filósofo y revolucionario alemán. Algunos le confieren el mérito de haber concebido parte de las obras esenciales que sirvieron de guía a los movimientos socialistas y sindicalistas de los siglos XIX, XX y lo que va del XXI. Sin embargo, todo el mundo lo conoce como el compañero inseparable y fiel colaborador de Karl Marx.

Federico Engels —Friedrich Engels en alemán— fue un hombre adelantado a su tiempo. Sus contribuciones a la teoría marxista de la alienación, a la teoría de la lucha de clases y a la concepción materialista de la historia son incuestionables.

Hijo de una familia acomodada asentada en Renania, Engels nació en la ciudad de Barnen en 1920. Desde su temprana formación, recibió la influencia del nacionalismo romántico alemán y se reforzó su patriotismo y su interés por la cultura. Por decisión paterna, debió acompañar a su padre en un viaje de negocios por Inglaterra. Sus incipientes inserción y estudio del funcionamiento del capitalismo mercantil, le valdría después para sus futuras reflexiones económicas y filosóficas.

Desde sus primeros textos, publicados en periódicos locales, realiza críticas a la pobreza en la que vive el proletariado de la región, al tiempo que empieza a interesarse por las teorías de Hegel, desterrando de sí la fe religiosa que lo había acompañado en sus años de adolescente.

El servicio militar lo hizo como parte de una compañía de artillería en Berlín. En ese tiempo asistió a la universidad y mostró interés por los estudios de filosofía. Conoció a Marx en las oficinas del Rheinische Zeitung, periódico del que este último era redactor.

En Mánchester Engels trabajó durante un tiempo en la fábrica de su padre. Allí conoció los movimientos socialistas de la región, el funcionamiento del mundo industrial, la dura vida de la inmigración irlandesa —a través de su novia Mary Burns—; elementos que inciden en su interés por la economía política.

Uno de sus primeros análisis sobre las crisis sociales europeas y las contradicciones económicas lo hace en su artículo Elementos de una crítica de la economía política, en el cual plasma teorías como el concepto de alienación de Feuerbach y experiencias prácticas de su vida laboral y económica en la fábrica en Mánchester.

También escribe obras extensas como La situación de la clase obrera en Inglaterra, la última concebida en esa etapa precedente a su amistad y colaboración con Marx, que se empezaría a consolidar a partir de un segundo encuentro entre ambos en 1844, en París.

Si bien es cierto que Engels constituyó para Marx amigo y sostén económico durante décadas de colaboración científica, también aportó reflexiones importantes que enriquecieron los postulados de su compañero.

A partir de ese momento empezaron a escribir textos en coautoría: Crítica de la crítica crítica: contra Bruno Bauer y compañía, en el que defienden el materialismo en oposición al idealismo hegeliano; y La ideología alemana, que no publicaron y que se editaría luego de sus muertes en 1932. 

En agosto de 1846 Engels se trasladó a París donde debió enfrentar las posturas reformistas del francés Pierre-Joseph Proudhon. Al año siguiente participó en Londres en el primer congreso de la renombrada Liga de los Comunistas. Durante el segundo cónclave, que tuvo lugar apenas seis meses después y en el que Marx también participó, les fue encargada la redacción de un texto que se considera esencial en la obra de ambos y que se divulgó entre los movimientos revolucionarios en 1948 bajo el título de Manifiesto Comunista.

Después de esto la actividad revolucionaria de ambos se multiplicó: crearon la Sociedad de Trabajadores Alemanes, el periódico Neue Rheinische Zeitung y después de un amplio periplo, identificando y participando en distintos movimientos revolucionarios, se establecieron en Londres —Marx primero, Engels después—. Allí Engels contribuyó a la Nueva Gaceta Renana, editada por Marx, y publicó Las guerras campesinas en Alemania.

Regresó a Mánchester en 1850 y durante las próximas dos décadas retomó el trabajo de la fábrica como única vía para poder mantener económicamente a Marx y a su familia. En este periodo sostuvieron correspondencia casi a diario. Mientras el radicado en Londres escribía El Capital —publicado en 1867, Engels le suministraba datos prácticos sobre economía y sus reflexiones sobre el materialismo histórico.

En 1870 regresó a Londres y colaboró con Marx hasta la muerte de este último en 1883. Se desempeñó como secretario de la Primera Internacional y participó en la fundación de la Segunda, editó y revisó las traducciones de las obras de Marx —conocía 37 idiomas—, publicó o preparó en esos años algunas de sus obras más notables, como Contribución al problema de la vivienda, El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, Del socialismo utópico al socialismo científico y El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.

Después de la muerte de Marx se dedicó a corregir y preparar para publicación los manuscritos que este había dejado inconclusos. Publicó los tomos II y III de El Capital en 1885 y en 1894, respectivamente. Murió en 1895 antes que viera la luz lo que hubiese sido el cuarto tomo de esta obra cumbre del marxismo. Antes, publicó artículos de solitaria autoría como aquellos que aparecieron en La Nueva Gaceta o su libro Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. Su legado es incuestionable.

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