Contrapunteo

Cuba: la Revolución del conocimiento (II)

23 may. 2019
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Continuación…

La solidez del sistema educativo le ha permitido a Cuba proyectarse como un oferente de cooperación internacional. Por mencionar dos ejemplos, el programa de alfabetización «Yo sí puedo» hasta 2016 se había implementado en casi una treintena de países, beneficiando a más de 9,8 millones de personas; mientras que en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) durante el período 1999-2016 se habían formado 27 630 profesionales de 84 países (Morales, 2017).

En el terreno de la investigación científica, el país cuenta con 208 entidades de ciencia, tecnología e innovación, de las cuales 131 son centros de investigación, 19 centros de servicios científicos y tecnológicos y 58 unidades de desarrollo e innovación (CITMA, 2018). Dentro de ese sector se mantienen trabajando más de 86 000 personas, de las cuales 6 839 son investigadores a tiempo completo (ONEI, 2017).

Las publicaciones científicas cubanas han mostrado una tendencia al incremento en las últimas décadas, aunque el país se mantenga por debajo de su potencial. Por ejemplo, entre 1995 y 2015 los artículos indexados en el Science Citation Index casi se triplicaron, mientras que aquellos registrados en la base de datos de Scopus crecieron 9,3 veces (RICYT, 2017).

En estos últimos años se han obtenido resultados mucho más discretos en la actividad nacional de patentamiento —o sea, en el registro de invenciones—, lo cual constituye un reflejo de las restricciones de la economía nacional, el resultado de un crecimiento sustentado en la expansión de los servicios, y la preferencia de las organizaciones cubanas por otras formas de protección de la propiedad industrial, tales como el secreto industrial o las marcas. Para 2016 la cantidad de patentes solicitadas en la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial fue de 195, de las cuales solo 32 fueron solicitudes formuladas por entidades nacionales (ONEI, 2017).

Como colofón del trabajo realizado, el ejemplo del Polo Científico —hoy una parte sustancial de la Organización Superior de Dirección Empresarial BioCubaFarma— puede mostrar los dividendos de la inversión en industrias basadas esencialmente en el conocimiento, donde predominan las actividades donde se completa el ciclo de investigación-producción-comercialización. Entre los resultados que ostenta el desarrollo de la biotecnología cubana se encuentran su capacidad para satisfacer una parte sustancial de las demandas de medicamentos del sistema de salud cubano; crear empleos con salarios por encima del promedio nacional; generar ingresos por exportaciones en divisas convertibles; y contribuir a los programas de cooperación en salud que mantiene Cuba.

La hora de pasar balance

Disponer de un sistema educacional y científico que a menudo se utiliza como referente de los países en desarrollo, no significa que aún no existan obstáculos por superar. Como en todo proceso creador hay logros, hay aciertos, pero también hay fracasos, y problemas por resolver. Por el momento, queda claro que la infraestructura cubana del conocimiento es receptora de las restricciones en el ámbito material que enfrenta el país, lo cual incluye el mal estado constructivo de algunos inmuebles; que muchas plazas laborales de educadores y trabajadores de la ciencia están sin cubrir, lo que es debido en parte al estancamiento de los salarios en la actividad presupuestada; que se necesita redoblar el esfuerzo en materia de tecnologías de la información y las comunicaciones —incluida la conectividad a internet— para ser capaces de aprovechar los avances científicos y tecnológicos que ocurren a nivel mundial y que resulta necesario incrementar el financiamiento en divisas para estas actividades, entre otras acciones.

Sin embargo, más allá de las limitaciones se percibe el saldo favorable de una obra a la cual se agradece que hoy en día Cuba sea un país mejor, más humano, más consciente de sus alcances y de las oportunidades que surgen en el entorno.

¿Cuáles entonces han sido las enseñanzas que se pueden extraer en este contexto? A continuación sintetizan al menos siete de ellas:

·         Desde la experiencia de Cuba se ha probado que el desarrollo social —en el caso que se analiza aquí, reflejado en las actividades asociadas a la creación del conocimiento— no es solo una cuestión de disponer más o menos recursos económicos, sino también de voluntad política para redistribuirlos en beneficio del pueblo. Lo ocurrido después del derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), justo cuando se acrecentaron los efectos del bloqueo de Estados Unidos, demuestra que sí se puede apostar en el largo plazo por el beneficio colectivo si se aplican las políticas adecuadas.

·         Se ha evidenciado que en materia de gastos e inversiones en educación y ciencia hay que buscar un criterio de racionalidad, pero nunca se pueden concebir estas actividades bajo el criterio economicista que busca siempre comparar gastos contra resultados. Si fuese así, una buena parte de las inversiones hechas en estos 60 años nunca se hubieran concretado. La experiencia ha demostrado que el conocimiento es un motor del desarrollo del ser humano, un componente esencial del crecimiento espiritual del individuo, lo cual trasciende las fronteras de cualquier análisis costo/beneficio que se pueda realizar.

·         Cuba ha mostrado que las realizaciones nacionales pueden y deben ser compartidas, principalmente con aquellos que menos tienen. En este aspecto, como tantas otras veces, el país ha aplicado el principio de compartir lo que tiene, y no de entregar lo que le sobra. La contribución realizada a la alfabetización de varios pueblos hermanos de América Latina quedará para la historia como un ejemplo de cooperación y solidaridad.

·         Se ha evidenciado que el potencial de uso del conocimiento prácticamente no conoce límites. Como se mencionó más arriba, un ejemplo de esto puede citarse en el terreno de la industria biotecnológica, la cual fue construida prácticamente desde cero; y esta es una enseñanza que tiene un valor hacia el futuro, cuando se piensa en el desarrollo del país. El surgimiento de nuevas tecnologías ampliamente sustentadas en el conocimiento, como la informática, la nanotecnología, o la cadena de bloques (blockchain), revela que constantemente se están creando ventanas de oportunidad que pueden ser aprovechadas si previamente se dispone de ciertas capacidades para ello.

·         La Revolución demostró que la educación es un vehículo para la inclusión social, una fuente para la creación de oportunidades, y un instrumento para la reducción de la desigualdad. En esa vocación, nunca se han dejado de buscar las vías para que aquellos que tienen menos también puedan ejercer su derecho a acceder al conocimiento, y ser partícipes de la edificación de las nuevas relaciones de producción. Por ello en el país se asume la formación no como el mero proceso de preparación para el trabajo, sino como parte de la creación de valores que le permiten al individuo su incorporación productiva a la sociedad.

·         Se muestra que formar al pueblo, dotarlo de una capacidad analítica y un enfoque crítico es un requisito para la creación de la consciencia revolucionaria. Los pueblos ignorantes se vuelven dóciles al bombardeo constante de imágenes y contenidos que genera el capitalismo, y finalmente sucumben a la cultura del consumo desmedido, lo que equivale a decir que se vuelven funcionales a la lógica de la reproducción ampliada del capital. La educación entonces es concebida en Cuba como una herramienta para la lucha ideológica, base de la consciencia de la nación.

·         Se ha evidenciado que la labor de construcción institucional del formidable sistema del conocimiento en Cuba ha sido una tarea colectiva, principalmente encomendada al trabajo anónimo y desinteresado de miles de mujeres y hombres que han entregado sus vidas a materializar el sueño de tener un país cada vez más preparado. Sin embargo, tales logros tampoco hubiesen sido posibles sin el concurso personal y el liderazgo del Comandante en Jefe de la Revolución, Fidel Castro. Las conquistas de la educación cubana durante décadas fueron impulsadas por la fuerza telúrica de su conducción, y sus ideas —junto a la pléyade de pensadores cubanos de todos los tiempos, como Varela, Luz y Martí— alimentan hoy en día la formación de las nuevas generaciones.

Por último, los argumentos que se han expuesto no pretenden agotar un tema tan amplio, donde hay tanta historia acumulada, pero al menos han de considerarse como un esfuerzo para la reflexión y un reconocimiento a la obra que ha quedado, justo ahora que se puede voltear el rostro al pasado y constatar con orgullo que esta también ha sido una revolución del conocimiento.

 

Bibliografía:

Castro, Fidel: Discurso del 15 de enero de 1960 en la Sociedad Espeleológica de Cuba, 1960. En: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1960/esp/f150160e.html.

CEPAL: Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe 2016, Naciones Unidas, Santiago de Chile, 2017.

CITMA: Principales resultados de ciencia, tecnología e innovación 2017, Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, La Habana, 2018.

Montero, Luis: «Visión de la ciencia y la tecnología: problemas actuales», Temas No. 69, 2012, pp. 4-11.

Morales, Henry: Ayuda Oficial al Desarrollo de Cuba en el Mundo, Guatemala, 2017.

ONEI: Anuario Estadístico de Cuba 2016. Edición 2017, Oficina Nacional de Estadísticas e Información, La Habana, 2017.

ONEI: Base de datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba (2008-2013), 2018.

PCC: Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, La Habana, 2011.

PCC: Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030: Propuesta de Visión de la Nación, Ejes y Sectores Económicos Estratégicos, La Habana, 2016.

RICYT: El Estado de la Ciencia. Principales Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericanos/Interamericanos, RICYT, Buenos Aires, 2017.

Silva, Arnaldo: Breve historia de la Revolución Cubana (1959-2000), Editorial Félix Varela, La Habana, 2008.

 

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