La Postura del Comando Sur del 2023, divulgada recientemente describe un escenario geoestratégico en América Latina y el Caribe plagado de retos y amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos. De acuerdo a la narrativa del texto, además de los desafíos provenientes de potencias extrarregionales como China y Rusia, se añaden las manifestaciones del crimen organizado transnacional y lo que denominan como “crisis humanitarias regionales”.

Para enfrentar estas amenazas que califican como crecientes, el Comando Sur parte de la premisa que debe fortalecer la colaboración con sus socios en el área y adoptar medidas para gestionar los desafíos. En este sentido, refieren que en el contexto de la competencia estratégica a nivel global deben lograr que su presencia y políticas sean flexibles, consistentes y responsables para “contener la influencia maliciosa en la región”.  

El documento señala como primer elemento, la cooperación en materia de seguridad. Este tipo de vínculos lo promoverán a través de los denominados “programas de construcción de capacidades de los socios” que permitirán incrementar su posicionamiento en el terreno y desarrollar las capacidades militares de sus socios. Esto último, incluye entrenamiento técnico, asuntos logísticos y capacitación. Destacan que uno de los propósitos es desarrollar la confianza y los vínculos interpersonales, así como que los socios tengan la capacidad de enfrentar a los “adversarios que operan en el Hemisferio”.

Enfatizan que el Plan de Acción entre Estados Unidos y Colombia, le da cobertura para el desarrollo de entrenamientos directos en varios países como: Panamá, Honduras, El Salvador, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador y Paraguay. 

Como segundo elemento, señalan los programas de asistencia de seguridad coordinados por el Departamento de Estado que incluyen el financiamiento militar externo y la educación militar internacional. Con relación al primero, se enfocarán en proveer de equipamiento especializado a un grupo de naciones del área tanto de medios aéreos como de embarcaciones, lo que incrementará sus capacidades operacionales. 

En el caso del programa de educación y entrenamiento militar internacional, abarca 28 países de la región y en el 2022 se destinaron para este propósito 13.9 millones de dólares. Con este presupuesto, se financiaron los cursos de alrededor de 800 estudiantes que se graduaron en escuelas militares estadounidenses. Este programa se enfoca en el adoctrinamiento y la influencia de los valores estadounidenses. De acuerdo al documento, esta iniciativa “es una de las más fuertes que tiene el Comando Sur para contener a China y otros actores maliciosos en la región”. Señalan que los estudiantes que pasan estos cursos, a menudo, se convierten en líderes militares de alto nivel en sus respectivos países y las relaciones que se construyen son para toda la vida. 

El Comando Sur le presta especial prioridad a este programa debido a que constituye una inversión estratégica por su capacidad para influir en los mandos militares de los países de la región y en los procesos políticos. Existen evidencias de que muchos de estos estudiantes han participado directamente en golpes de estado como en el caso más reciente de Bolivia contra el ex mandatario Evo Morales.

Como tercer elemento, se contempla el programa de Ejercicios Conjuntos orientado a fortalecer la preparación combativa. En el 2022, en este tipo de maniobras militares participaron alrededor de 11 mil efectivos de 34 naciones. En los ejercicios también se involucran fuerzas de la DEA, el FBI y el Servicio de Guardacostas de Estados Unidos. Una de las prioridades en la que están enfocados es en el intercambio de información.   

El cuarto elemento está vinculado con las acciones del buque hospital USNS COMFORT. Este medio naval entre octubre y diciembre del 2022, se desplegó en Guatemala, Honduras, Colombia, República Dominicana y Haití. Su misión fundamental es la denominada “asistencia humanitaria”. En el documento se refiere que habitualmente este tipo de periplos duran 159 días y atienden miles de pacientes, así como realizan cientos de cirugías. El propio texto descarnadamente revela la esencia de estas incursiones: “este poder inteligente tendrá efectos perdurables no solo en los individuos que atendemos, sino también en toda la región”.

El quinto elemento es el Equipo de Respuesta para la Asistencia a la Salud que está constituido por 34 profesionales médicos y 17 asistentes en varias especialidades. Este tipo de grupos está concebido para prestar servicio en determinadas comunidades por un espacio muy reducido de tiempo y aprovechan para realizar intercambios de experiencias con médicos locales. Es una concepción que complementa los objetivos que persigue el buque hospital en materia de proyección de la imagen estadounidense.  

Como sexto elemento, sobresalen los denominados “compromisos con los principales líderes” que se enfoca en los intercambios y reuniones de trabajo que se desarrollan entre el liderazgo del Comando Sur y los ministros de Defensa del área. En el texto, se destaca que este tipo de encuentros también comprenden a los presidentes, vicepresidentes y principales dirigentes de los países de la región. La Jefa de la estructura militar estadounidense en un año ha sostenido aproximadamente 90 intercambios de este tipo, lo que indica la importancia estratégica que le conceden a estas acciones.

En el texto se afirma: “establecer y cultivar estas relaciones son vitales y debemos incrementar nuestra presencia en la región para mantener la hegemonía. Las relaciones son importantes y nuestros socios están ansiosos por la asistencia de Estados Unidos, pero sino estamos ahí oportunamente no habrá posibilidad de tomar lo que está disponible y crearemos oportunidades para que los chinos expandan su influencia”.

En esencia, se trata de un grupo de acciones orientadas a gestionar lo que ha venido ocurriendo progresivamente en los últimos años: el deterioro de la hegemonía estadounidense a nivel global y en nuestra región. El Comando Sur está inmerso en la intensa disputa geopolítica que tiene lugar entre Washington y Beijing, la que sin lugar a dudas cada año reduce la brecha estratégica a favor del gigante asiático que muestra un posicionamiento creciente en varias áreas. Por lo tanto, no parece que los planes de la estructura militar sean capaces de contener este proceso de pérdida de influencia de Washington.